
Me remito a vos,
concluyo en vos.
Y en vos me quedo.
En esa carne magra que me ampara
de alguna soledad que se avecina
de cierta mezquindad que da la cara.
Me arrodillo porque me he partido
de aquella vanidad que me perdía
de tanta suficiencia que cantaba,
baladas de egoísmo. Y cobardía.
¡Ay Dios!
¿por qué tardar en entender la vida?
efímero su cirio se consume
Si al menos me escucharas todavía
supieras entender lo que me ocurre.
Quizá no amé lo suficiente
y a pérdidas de hoy,
bajo la vista.
Si tengo en tu piedad
que vos me asistas
prometo devolverlo en lo pendiente.
Nunca valoramos suficiente a la persona que amamos, tenemos que partirnos y sentir su próxima pérdida para poder comprender, que están ahí, que nos esperan, pero... no para siempre.
ResponderEliminarLo bueno de ésta vida es saber reconocer los errores, rectificar y poder volver a tener la oportunidad de conquistar.
Me ha encanto éste poema, lleva impresa la huella de Ivan, y como siempre hace que reflexionemos.
Un gran abrazo para Ivan y otro a ti Su, por traernos éstos bellos versos.
Hermosas letras Ivan, como siempre, y lo más importante es entenderlo, definitivamente entener, que debemos amar, no esperar a perder.
ResponderEliminarAbrazos