
o en la casa vieja, o en el prado,
tuve miedo de encontrar mis brazos en la puerta
abiertos, prestos a mi encuentro;
sin embargo, no fui yo quien me abrazo al regreso
y entonces sí, los mismos brazos de la ausencia.
Sigue todo igual, todo en el mismo sitio
el mismo silencio en las montañas
como sí las mismas nubes
como sí las mismas aguas
como sí el mismo tiempo aún estuviera,
pero yo no estaba,
no estaba para proclamar mi ausencia,
no estaba para decirle a todos que no estaba;
de eso me dí cuenta cuando abrí la puerta y pregunté por mí,
nada dijeron, ni una sola palabra a mis oídos.
Su, no sólo tienes mi permiso, tienes mi agradecimiento por dar oportunidad a mis poemas de ser leidos por tus amigos.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.
jorge sin permiso me llevé tu poema a mi blog y está publicado...espero no te hayas molestado ok?
ResponderEliminarun saludo
lidia-la escriba
Ya había leído este poema de Ale, ahora lo encuentro en tu espacio Su y no puedo que dejar un saludo a los dos.
ResponderEliminarDescribe la soledad y la ausencia con una sutileza que su pluma conoce bien..
sin embargo, no fui yo quien me abrazo al regreso
y entonces sí, los mismos brazos de la ausencia.
Genial poema, genial poeta.
Un abrazo,
Clara